San Salvador (Prensa Latina) Luego de transcurrida la primera mitad de 2024, muchos se preocupan al evaluar cómo va la economía en El Salvador, principal prioridad del presidente Nayib Bukele cuando asumió un histórico segundo mandato el 1 de junio.
Por Luis Beatón
Corresponsal jefe en El salvador
En los primeros seis meses de 2024, el índice de volumen de la actividad económica (IVAE) solo aumentó 0.03 por ciento, o sea, en la práctica se estancó. Una economía tiene buena salud cuando crece tres o cuatro por ciento. Hay un estancamiento en el país, se está produciendo lo mismo del año pasado. No hay avance, valoró el economista Cesar Villalona.
La producción nacional sigue estancada, el desempleo aumenta, los precios están por las nubes, los salarios están por el piso y la deuda del Gobierno no deja de crecer, aseveró el economista y consultor.
Así el sector de la construcción, uno de los motores de la economía, cayó menos 7.5 por ciento; las actividades de enseñanza, salud, asistencia social y otras del gobierno disminuyeron un menos 5.7 por ciento y la producción industrial descendió hasta un menos dos por ciento.
Cuando debió invertirse el 50 por ciento en los primeros seis meses del año, ministerios claves como el de Agricultura apenas llegó al 17 por ciento, vivienda al 26 y salud al 37 por ciento de sus presupuestos.
Durante esta etapa descendieron las exportaciones, mientras los grandes comerciantes importaron un cuatro por ciento más de productos en detrimento de los pequeños productores nacionales.
Villalona también valoró el incremento de la deuda pública en mil 360 millones de dólares y preguntó: ¿Para qué tanta deuda si la economía no repunta y la vida del pueblo empeora? A eso habría que añadir que tras años de espera el gobierno avanza negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para ingresar dinero fresco.
Aunque no se saben con exactitud las condiciones que exige el ente financiero, no es de extrañar que se requiera una reducción del gasto público, lo cual puede ser parte de la «medicina amarga» anunciada en junio por Bukele, al pedir la confianza de sus compatriotas para enderezar la economía.
Un problema que afecta al país desde hace varios años es el abandono de la agricultura con la consecuente carencia de productos en los mercados y la dependencia de las importaciones para satisfacer las necesidades de la población, lo cual también trae apareado un alza de los precios al consumidor.
Según datos oficiales, lo que se importa es preocupante: 90 por ciento para hortalizas y verduras, 60 por ciento para derivados de la leche, 32 por ciento para el maíz, 25 por ciento para el frijol y 33 por ciento en el caso del arroz.
De acuerdo con la Fundación Nacional para el Desarrollo FUNDE, El Salvador dependió por más de cuatro décadas de la importación de alimentos.
La Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna (Fews Net) advirtió sobre una temporada anual de escasez de alimentos en Honduras, El Salvador y Nicaragua, que afectará principalmente al corredor seco de la región.
En su último boletín, la Red señaló que los hogares de estos tres países recurren a estrategias para enfrentar la situación, como reducir los gastos en los alimentos, la salud y la educación, así como la proporción de alimentos que se consumen.
Hay modificaciones en la cantidad de alimentos consumidos para compensar una baja estacional en su disponibilidad, que este año es peor a raíz de las pérdidas agrícolas ocurridas durante 2023, estimó la Red.
Ante las carencias de producción o su demora en salir a los mercados, llegará el hambre y muchas familias de los tres países enfrentarán una inseguridad alimentaria acentuada, algo que en el caso de El Salvador se dilatará hasta enero de 2025, según previsiones.
Eso pudiera empeorar si como valora la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo) no se cumplen los estimados de producción y resultan inferiores. Un ejemplo concreto, la cosecha de frijol, uno de los granos básicos del ciclo 2024-2025, debe ascender a un millón 600 mil toneladas.
Si no se cumple esa proyección, la presencia de uno de los granos básicos en la mesa de los salvadoreños será menos frecuente.
Ante el alza de los precios de los productos, el gobierno de Bukele creó mercados populares, una iniciativa que no es nueva en el país, pero a la que se acude ahora para mostrar el músculo del gobierno con vistas a responder a las necesidades de la población. Sin embargo, los expertos plantean que eso es apenas una curita ante la gravedad del problema.
Es preocupante ver a muchos salvadoreños en largas colas en esos mercados, mientras hacen milagros para comprar los alimentos. La vida está cara, los sueldos no alcanzan y no se producen los alimentos necesarios en El Salvador.
Fuentes autorizadas en la materia señalan que el país, teniendo donde sembrar alimentos, prefiere importarlos. Eso debería de cambiar. Es cierto que hay miles de agricultores, sin embargo, no se está cultivando lo que debería de ser. Hay muchas tierras ociosas, demasiado mano de obra que se queda sin labrar las tierras, opinan incluso salvadoreños de a pie.
Las organizaciones que estudian la situación no ocultan que la canasta básica está cara; por lo tanto, la única medida para que los precios bajen es que los nacionales cultiven sus propios alimentos.
Mientras más alimentos sembremos, tendremos mejores precios y ya no estaremos gastando tanto dinero en lo más importante, la alimentación, valoró Fidel López Eguizábal, docente investigador Universidad Francisco Gavidia.
Para solucionar esta problemática deben existir más fincas cultivadas, que las personas se motiven en tener su propio huerto casero y el gobierno incentive a los agricultores; no importa el tamaño, que cultiven, y claro, hay que respaldar esto con créditos bancarios accesibles, estimó el académico.
Muchos campesinos manifiestan que ya no siembran debido a que los fertilizantes e insecticidas son caros. El gobierno brinda ayuda, pero es insuficiente. Para que todo salga bien se necesita a un ministro de Agricultura eficiente, no como ocurre ahora en un ministerio esencial donde en pocos meses fueron removidos varios titulares.
En términos generales el reto que enfrenta Bukele es serio y su plan de enderezar la economía como la principal prioridad de este periodo de gobierno pasa sin dudas por resolver la alimentación de sus compatriotas.